viernes, 27 de junio de 2008

Erabiltzeko -.- Modo de uso


Modo de uso
Desde esta página puedes acceder a los números del último curso de la revista Txalaparta.
Busca el listado a la izquierda y ve al ejemplar que te interesa.
Los bloques están alojados en formato de Scribd y para verlos a pantalla completa basta con pulsar en la esquina superior derecha y desde allí ver todas las páginas, por parejas,...
Hemendik azken urtean egindako aldizkari guztiak ikus ditzakezu, ezkerrean begiratu eta aukeratu nahi duzuna.
Tarteak Scribd moduan daude gordeta eta pantaila osoan ikusteko goiko ezkerreko eskuinean klik egin behar duzu eta irekita dagoenean orriak nahi duzun moduan ikusiko dituzu

viernes, 8 de febrero de 2008

Planeta azul (II) .. - .. Mª Carmen García Abeijón


El temblor del terremoto, la ola del gran maremoto, el volcán en erupción, la violencia del tifón, trombas, ciclones, crecidas e inundaciones: el enfado de la tierra más destruye que una guerra. La seguridad que sentimos de estar en tierra firme se nos derrumba, por suerte pocas veces, cuando la tierra se enfada.
Hace millones de años, todas las tierras que habían emergido formaban un único continente. Después, muy despacio, enormes trozos se han ido desplazando como balsas flotantes adquiriendo el aspecto actual de los continentes.
Estas balsas se entrechocan o se alejan o se superponen. Cuando las fuerzas internas de la Tierra se encolerizan, el magma sube y se forman los volcanes. Donde la corteza se levanta, aparecen montañas y colinas.
Dicen que no cae hoja que el cielo no quiera. ¿ Pero, por qué la hoja ha caído?. Porque ha sido atraída por la tierra como por un imán escondido en el centro del mundo.
La Tierra es muy pesada o, mejor dicho tiene una masa enorme. Debido a una ley física, que se llama fuerza de gravedad, atrae a todos los objetos más pequeños que ella y hace que todo el mundo esté con los pies sobre la tierra. Esa fuerza de gravedad se puede vencer utilizando un empuje contrario... como hacen los aviones o los pajaritos.
Pero, si esta fuerza falta y los motores se paran o las alas se cansan, he aquí que se vuelve bruscamente a Tierra.
Todo lo que está sobre la Tierra está sometido a la fuerza de la gravedad... incluida la misma Tierra. Por eso la corteza está pegada al manto y éste al núcleo central. Así pues, donde quiera que nos encontremos, la parte baja está siempre por debajo de nosotros, y los que están en otra parte del mundo no tienen la sensación de vivir boca abajo.
En la tierra, por lo tanto, somos todos iguales: tanto si tenemos la piel blanca como si la tenemos negra, roja o amarilla... tanto si vivimos en Europa, África, Asia... o Australia, o en las Américas, estamos sometidos a la fuerza de gravedad, dependemos de los mismos equilibrios entre naturaleza y civilización.

martes, 5 de febrero de 2008

Planeta azul (I) -----Mª Carmen García Abeijón


Érase una vez una bola de fuego que daba vueltas en redondo por el espacio: poco a poco se fue enfriando y se convirtió en nuestro mundo .Un mundo hecho de tierra y de mares, todo cubierto por la atmósfera; visto desde lo alto es de un color azul inigualable, por eso se llama el planeta azul. La materia que forma el planeta puede ser sólida, viscosa, liquida, gaseosa o, como decían los antiguos, tierra, fuego, agua y aire.
Esa esfera de fuego de la que ha nacido la tierra no ha desaparecido del todo: en el centro del planeta permanece siempre incandescente como la semilla de un fruto. En efecto, toda la tierra está “hecha” como un fruto: la corteza terrestre es la cáscara; mas abajo encontramos el manto, la pulpa, luego una masa de rocas ardientes y derretidas en lugar del hueso y, finalmente, en el centro, el núcleo en el lugar de la semilla.
La superficie de la tierra está hecha de tierra pero sobre todo de agua, que la cubre en sus tres cuartas partes. La parte seca, en la que vivimos nosotros, esta dividida en continentes que son enormes islas. Desde siempre la humanidad ha utilizado los recursos que la tierra le ha ofrecido. Por ejemplo, ha cavado agujeros profundos para extraer el carbón de la tierra o para sacar petróleo (con el que hacer materiales plásticos, carburantes y otras cosas) del subsuelo.
En la tierra el hombre vive: edifica, come y bebe, aprovecha sus recursos para carne y para frutos, para gas, para carbón, para la calefacción.
No satisfecho con explotar la tierra por necesidad, el hombre lo ha hecho también para… satisfacer su vanidad. Ha echado abajo árboles, ha horadado montañas, ha secado lagos en busca de oro, plata y piedras preciosas.
El hombre se ha considerado siempre el amo del planeta y ha visto todo lo que le rodeaba como recurso a explotar. Durante miles de años, mares, montañas y bosques le han alimentado y le han ayudado a mejorar su vida.
Pero ha exagerado y ha utilizado el agua para los desechos de las industrias que consumían cada vez más destinados a acabar en la basura en los sumideros. cantidad de materias primas para fabricar objetos, muchas veces inútiles, La tierra no está muerta: se mueve, cambia de aspecto, envejece como todo ser viviente. Lo que pasa es que lo hace muy despacio, casi sin darnos cuenta. Pero cuando, por una serie de razones que laciencia aún investiga, estos cambios se producen bruscamente, es la catástrofe.

Mi tierra .. -- .. -- Rosa Rodríguez


Perdóname tierra mía
si al estar lejos de ti
pensé que no te quería.

Ayer volví a pasear
por las calles que no veía
desde que era una niña.

Cuando me iba acercando
a la tierra mía sentí la emoción
de la mujer que un día
fue niña.

Al volver a ver tus campos,
montes y hermosas viñas
siento que son las raíces
de mi vida.

En mi se despertó
la emoción que yo creía dormida
y recordé cómo de pequeña
bañaba mis pies en el río Nagerilla.

Ayer sobre el cielo de la Rioja
el sol distinto lucía,
las cigüeñas y vencejos
volaban en armonía.

Mirando el curso
del río enamorado
sentí como si el tiempo
se hubiera detenido en el pasado.

Hace bastantes años ví la luz del día,
en La Rioja, tierra de vino
y alegría.

A un pueblo de la Rioja .. -- .. -- Pili Moreno


Aquellos días había andado atareada con la vendimia, estaba sudorosa pero satisfecha, todo había salido según sus cálculos. Cuando se quedó sola después de haber despedido a los temporeros, se acercó a la ventana protegiéndose los ojos con la mano a modo de visera y miró al frente para contemplarlo una vez más, allí estaba, era el último regalo que le habían hecho sus hijos. Unas lágrimas emocionadas y silenciosas corrieron por sus mejillas. La vida dura del campo la había fortalecido dotándola de un aspecto austero, pero no había mermado ni un ápice su bondad admirable.
Era un día caluroso, sin un soplo de aire que lo suavizase; pese a lo cual, le pareció que su nuevo regalo ondeaba al suave impulso de una alegre brisa. El sol reverberaba sobre las placas de titanio y parecía hacerlo fermentar e irradiar destellos azulados, violetas y rosados propios de un buen vino.
Dejó volar la fantasía y siguió largo rato contemplándolo…
El marco en el que se situaba le era harto conocido. Al fondo, ondulaciones extensas de terreno, hoy más vastas por la perfecta claridad del horizonte, con sus cepas austeras, rojizas, proclamando la recién recogida cosecha y en las que la inexistente ligera brisa, encendía ramilletes de flores ardientes de luz solar.
Notó una sombra a sus pies, las horas habían pasado y sabía que su fiel amiga, la Sierra de Cantabria, le avisaba como siempre desde el comienzo de su existencia, de un nuevo anochecer. Se refugió en su manto y de la mano de este mundo milenario, de raíces profundas, se sintió más segura y se atrevió a hacer un guiño a la modernidad.